Líderes y orquestas

Leandro Cota Hevia
3 min readMay 8, 2023
Midjourney. A photography of an orquesta baton and a sheet music, realistic, reddish.

Cuando una nota sonaba desafinada, Dimitri Mitropulos, director de la filarmónica de Nueva York, lloraba. Los músicos de la orquesta cuentan que verlo al director en esos momentos de angustia les afectaba tanto, que parte de su motivación era evitarle sufrimiento al pobre Dimitri.

Demostrar pasión por lo que uno hace contagia, pero es menos importante el método que lo que hay detrás: la motivación. Bien sea a través de mostrarse apasionado, de perseguir una misión en conjunto, o mediante una conexión con el equipo, la capacidad del líder de motivar es una parte fundamental en el éxito o el fracaso de cualquier objetivo.

Cuentan también músicos veteranos que en el mismo teatro y con el mismo conjunto, con las mismas partituras e instrumentos, el sonido de una orquesta cambia radicalmente con distintos directores. Y cambia también sin director alguno. Lo curioso es que, en especial para piezas musicales muy complejas, el sonido es muchas veces mejor cuando la orquesta toca sin director.

¿Cuál es el rol de un líder en este caso? En primer lugar, entender cómo funcionan las cosas sin él. Es común ver líderes que adaptan equipos a su estilo sin consideración por la dinámica del grupo, generando problemas en donde no los había: es el tipo de directores que hacen que la música suene peor. Es importante conocer la base desde de la cual construir, y solo a partir de ese conocimiento trabajar en que el equipo sea una versión mejor de la que sería sin el líder. Para poder hacer esto, se deberá trabajar en varias dimensiones a la vez.

En el caso de un director, no sirve saber muchísimo si no tenes empatía con los músicos. No sirve saber muchísimo y tener empatía si no sos capaz de dar gestos claros que los músicos entiendan. Y tampoco sirve todo lo anterior si no sabes cómo formar un grupo, ya que en última instancia la música depende de la orquesta. Conocimiento, objetivos claros, y equipo. Director de orquesta o líder, las dimensiones son las mismas.

El trabajo conjunto en estas dimensiones genera a su vez la confianza y el respeto que son necesarios en toda relación entre un líder y su equipo. Cuando una orquesta de muchos años toca con un director invitado, les alcanza con ver la forma en la que en el primer ensayo el director sube al podio para saber si es él o serán ellos quienes tendrán la batuta.

Esta puja de poder entre líderes y equipos refleja un desafío importante en el liderazgo, y en particular en el liderazgo de las nuevas generaciones, en donde la relación entre las personas, la profesión y el trabajo es diferente de la que existía hace 10 o 20 años. La autoridad de un título no es suficiente. El líder debe demostrar la firmeza necesaria para marcar el rumbo, sin perder la humildad para escuchar y asumir cuando hay que corregirlo. Este equilibrio entre habilidades técnicas e interpersonales es más importante que nunca, y moldea todas las relaciones de liderazgo.

La visión del líder y su habilidad para elegir la música que la orquesta tocará es importante, pero es igualmente importante que tenga la capacidad de armar el equipo que ejecutará las partituras.

Benjamin Zander resume el rol del director de orquesta en una frase: “El director es el miembro más poderoso de una orquesta, pero no emite ningún sonido. Todo su poder depende de su capacidad de hacer poderosas a otras personas.”

Esta frase define también a un buen líder. Una persona puede ocupar una posición de autoridad, pero solamente será un gran líder si tiene la habilidad de inspirar y hacer mejores a las personas que lo rodean.

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